viernes, septiembre 30, 2005

Esencia del yo

¿Realmente sabemos quienes somos?, y me refiero a nuestra individualidad, no al típico ¿de dónde venimos y a dónde vamos?; es decir, ¿sabemos diferenciar qué es el yo y qué las caretas o los roles que nos autoimponemos?
Es difícil vislumbrar esa matriz resultante de eliminar las poses, los escudos, las caretas, los roles, que nos protegen o nos presentan de una manera diferente.
Pues sí, indudablemente esa matriz tendrá que ser el verdadero yo, pero en muy pocas ocasiones se puede atisbar alguna de las hebras que la trenzan.
Encontrar algo tan bien guardado tendría que producir un gran gozo interior, pero cuando obramos según como realmente somos no nos sentimos felices por nuestros actos que carecen de lógica y no son interesados hacia nuestra persona o al menos beneficiosos a nuestra salud emocional (si realmente es así el yo, claro está), siendo otros actos poseedores de menor tristeza y pesadumbre; pero al tiempo, o mediante el ensimismamiento, nos sentimos también felices, porque realmente es lo que queríamos (o precisando más, lo que quería nuestro yo).
Esta es la dualidad filosófica del yo, que contemporáneamente nos presenta estos dos sentimientos tan antagónicos como son la realización personal y el fracaso.
Opino que esta utopía (un mismo punto con dos coordenadas no sólo diferentes sino que también opuestas) es la base del yo y de ella se nutre; o... tal vez sea que ese yo no existe... 31-III-02